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sábado, 30 de abril de 2011

BATTLE ROYALE, POR EJEMPLO





La larga, turbulenta y compleja historia del nacionalismo irlandés si tiene conclusiones interesantes: el Sinn Fein, un partido de orígenes beatos, forjado en el abismo del conflicto sectario del Ulster es hoy en día la más genuina representación de la izquierda realmente existente no sólo en el norte sino en el sur de la isla y a diferencia de Esquerra Republicana de Catalunya -hoy una sectorial pura del pensamiento neocon- ensaya un camino interesante y novedoso camino de un frente popular. Quizás las huellas de la sumisión colonial de Irlanda permiten que siempre y al fin parte de su nacionalismo no se convierta al colaboracionismo imperial. ¿Valdrá la pena observar lo que allí sucede para imaginar mejores destinos para los conflictos nacionales en la península ibérica? Entre el neoracismo flamenco o el sicariato kosovar, Irlanda abre la posibilidad que no todos los nacionalismos concluyan en satélites del IV Reich. Algo de lo cual también intuyo en Euskadi...

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Empiezo a creer que facebook y twitter son el más sofisticado invento de Espectra. Tanto festival de palabras en líneaa sólo consigue mostrar cuán caótico, devastado y confuso es este espacio de convergencia donde hasta la ilusión de las afinidades se vuelve incierta. Al final del día, pleitos, riñas, agresiones y una extraña sensación que el mundo nos pasa por encima mientras todos nosotros, perdidos en laberintos virtuales, nos volvemos rehenes de una red que es madeja, telaraña y trampa. No sé si es matrix o me volví conspirólogo pero ¿no es al fin algo perfectamente inútil? Quizás como dijo alguien, "a veces el silencio es la mejor respuesta". ¿Será?


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Pienso en la tragedia de Japón y no se me quita de la cabeza Battle Royale, una película que a muchos pareció un desquiciado festival gore sin sentido alguno. No es mi opinión. El argumento de este film estrenado en el año 2000 suena profético. Sucede en Japón a principios del tercer milenio cuando la situación se vuelve insostenible. La tasa de desempleo alcanza ya más del 15%. En las aulas los alumnos se rebelan y arman boicots masivos. En respuesta a esta situación el gobierno crea la ley del Battle Royale. Según esta ley cada año es elegida una clase al azar entre todos los institutos japoneses, para ser llevados a una isla en la que tendrán que luchar entre ellos durante tres días o hasta que solo quede un superviviente. Y esta parabola sobre el darwinismo, la brutalidad final y sacrifical del capitalismo avanzado no termina en la justificación y apología del infierno sino que esboza un nuevo comienzo que es testamento de lo que debe morir y de lo que podemos salvar en esta derrota civilizatoria que es nuestro mundo actual. Pienso, no puedo dejar de pensar, en Battle Royale. E imaginar que en el mayor de los horrores la inercia de lo fatal no siempre gana.

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